Juanito’s Custom Kingdom
Esta es una historia corta que trata de una parte de la vida de Juanito.
Juanito siempre tuvo hermanos que eran su ejemplo y siempre tuvo con quién compartir todo lo nuevo que aprendía cada día. En la primaria tuvo su primer encuentro con la hostilidad de la diferencia de pensamientos. Aunque él y todos sus compañeros estaban a penas aprendiendo a esa edad, muchos ya llevaban disfraces de mandatarios, de políticos, de buchones y de burócratas. Para Juanito era reconfortante tener unos pocos con quiénes pasar los días, sus amiguitos con el disfraz del pueblo (o de esposas maltratadas, el drama era muy similar).
Cuando Juanito entró en la pubertad, la gente se comenzó a mover a la velocidad de la luz y él quedaba parado viendo sólo estelas o estrobos, sin personas que le sirvieran de ejemplo ni con quién compartir. Juanito trató de alcanzarlos y comenzó a correr inútilmente. Pasaban a su lado a violentas velocidades sacándolo del camino. Por un tiempo se dedicó a sólo ver, a maldecir a Dios por no haberle dado esa maravillosa velocidad o, al menos unos ojos para ver lo que sucedía. Juanito comenzó a ser ajeno al ambiente alrededor. No pudo comprender ni las razones ni las situaciones.
Un día Juanito se aburrió allí sentado viendo pasar a todo el mundo. Ese día fué a otro lugar. Un día se quedó atrás y dejó de voltear hacia el frente, donde todos se dirigían. Fue atrás y a los lados. No había nadie sino él. Era como encontrar un país secreto donde él era el rey y el pueblo. Los días pasaban y cada día le importaba menos la velocidad de la gente y sus direcciones. Juanito tenía un lugar donde no importaba la rapidez, el lugar que pudo recorrer y conocer a su propio paso, a 60min por hora.
Pensó que tal vez es lo que la gente llama “quedarse en el avión”, a lo largo de los años viajando, gobernando y servido en su propio mundo personalizado.
Al paso del tiempo fue una gran sorpresa encontrarse a los voladores luminosos, sin alas y -ejem, sin luz. Iban hacia atrás, a pié, para comenzar de nuevo, a pié. Juanito miró y le pareció estúpido.
—A dónde te diriges? -preguntaba Juanito
—Tengo que volver a empezar, desde cero —respondían los viajeros
Juanito sonreía y aconsejaba a los viajeros no regresar. Algunos le ignoraban y otros pensaban.
—Este camino ya me lo sé desde hace muchos años, ha sido bueno pero se ha puesto mejor cada día —argumentaba Juanito.
—Tengo que probarme a mi mismo que puedo hacerlo —le decían
—Eso es estúpido. — pensó de nuevo Juanito.